domingo, 17 de agosto de 2008

Al Condenado de la Historia


Escribía poemas y cartas
el acusado incorrupto en medio del odio,
castigado por la infamia calculada,
por la historia de relatos negociados
entre nobles y tenderos del lado oscuro,
es la historia cruel de las finanzas,
y entre siniestros
barrotes e infrahumanos,
el acusado sólo escribía poemas y cartas.
Era su canto propio y fiel guardado
entre reprimidos lamentos
del pueblo derrotado que él amaba,
era su canto señal humana del héroe inmolado en los años.
Y sonreía a la luna virgen llena de plenilunio
y soñaba alcanzar los presagios de sus Montes Harbinger,
navegar en las alucinaciones del Mare Nectaris,
ya liberado del cuerpo como estaba,
descansaba en la luna sus pensamientos amenos.
Escribía poemas y cartas el condenado
a una esposa y víctima solitaria
orgullosa y fiel en sus respuestas y miradas,
que no desesperaba ente el ritmo lento de sus muertes
entre tanta hipocresía religiosa y democrática.
Sólo quedan las hagiografías
de Santo Domingo y sus llamas siniestras,
la falsificación de la historia
De Konrad von Marburg
entre carnes puras y libros puros calcinados.
Se huele a Fray Torquemada en versiones nuevas,
santo en sus 3.000 ejecuciones sin gas, con fuego,
en su comparsa ruidosa de 200 lanzas
de circo romano y moral judeo-cristiana para la única fe.
Con un Purim propiciatorio del año 46,
y con ruido de matracas y tambores africanos
borraron sus nombres y sus descendencias,
y los niños se comieron las orejas de los penitenciados
tras la última cruzada.
Una nueva Biblia redactada en las sombras
vino a justificar la ira del mal que ya ha roto sus cadenas
y nuevos profetas sabios instituidos
de un nuevo orden universal sin destino,
sobre una paz de frutos insanos
entre las cenizas de una hoguera permanente
anunciada en los periódicos terrestres,
pretenden conseguir un olvido que siembran
como maleza y con fertilizante.
Hacia la luna creciente ya van sus versos y cenizas,
se nos va escapando el prisionero
de las llaves y carceleros que le condenaban,
la celda va quedando vacía y solo el mapa de la luna cuenta
que el fiel condenado de la historia
allí escribía sus cartas y poemas.
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